Aprendo lo que dibujo, aprendo de la experiencia

Seguro que el gran problema que tienes cuando te pones a dibujar es que no consigues plasmar esas imágenes tan maravillosos que tienes en tu cabeza.

Le dedicas horas y horas a un dibujo para que, al final, el resultado no sea ni la sombra de lo que te imaginabas. Entonces te vas llorando a las faldas de tus autores favoritos en búsqueda de consuelo. Contemplas sus obras y te maravillas con ellas. Las observas con atención pretendiendo aprender algo de ellas. Pero al ver lo buenas que son, te resulta inevitable compararlas con el dibujo que acabas de hacer. Y al final terminas aún más desmotivado.

¿A que te ha pasado?

Dibujar puede llegar a ser muy frustrante.  Y es que no ves recompensado todo el esfuerzo y dedicación que le das. Eres capaz de dedicarle hasta varias horas a un boceto, pero cuando lo terminas el resultado es insatisfactorio.

Pero sí que hay resultado. Cada hora de dibujo invertida es una hora a nuestra experiencia.

Encontrar motivación

En la sociedad actual, donde estamos rodeados de electrónica y mensajes instantáneos, estamos acostumbrados a obtener recompensas inmediatas a nuestras acciones. Los mensajes son instantáneos, y si no nos responden de inmediato nos sentimos molestos (-¿Es que acaso me está ignorando?). Y en el mundo del videojuego si juegas a un par de horas a un RPG habrás subido como mínimo un nivel.

Como humanos, buscar recompensas a las acciones es de lo más natural, pero pretender un beneficio rápido en algo como el aprendizaje, desbarata todas tus expectativas y te frustra.

Debido a esto, yo antes dibujaba tan sólo una o dos veces al mes, y así me iba. Veía que mi dibujo no mejoraba y me preguntaba para qué seguía dibujando. Muchas veces me plantee dejarlo, pero siempre me surgía el gusanillo por dibujar y volvía a “recaer”

Te lo dicen en todos lados y lo sabes. Se mejora con la práctica y la experiencia. Y eso se resume en dedicarle tiempo. Por ello, la mejor forma de ver resultados “rápidos” es dibujando todos los días y comparar tus trabajos actuales con los de hace un año. Así es cómo ves apropiadamente tus resultados. Sí, estoy hablando en términos de años. Como he dicho antes, aprender a dibujar no se hace en dos días.

Debes de buscar la recompensa a tus esfuerzos observando tus trabajos de hace un año. Al analizarlos encontrarás pequeñas diferencias. Antes tal vez no dominabas tanto la anatomía, o no habías empezado a experimentar con el color. También puedes ver más fácilmente la evolución de tu estilo redibujando obras anteriores y comparándolas. Nunca olvides buscar estos pequeños avances porque te demostrarán que lo que haces va por buen camino.

Dibujar de memoria, el ideal a alcanzar

Como he dicho antes, todos tienden a buscar erróneamente una recompensa inmediata en las horas invertida en un dibujo, y cuando los dibujos no les salen como les gustarían culpas a su falta de habilidad. Y es que todos quieren dibujarlo todo de memoria.

Te pones en una cola para recibir un autógrafo y un dibujo rapidillo de uno de tus artistas favoritos, y te maravilla ver cómo con dos o tres rápidos movimientos retrata a tu personaje favorito. Eso es a lo que aspiras, te encantaría hacer dibujos a la velocidad de una fotocopiadora, uno, otro, otro, otro. ¿Cómo es que ellos pueden y yo no? Ellos saben, ellos tienen un DON.

Pues no.

Lo que pasa es que en este tipo de eventos los artistas deben de trabajar rápido, así que dibujan lo que se encuentre en su Zona de Confort. ¿Qué zona es ésta? Es aquello de dominamos mucho, aquello que hemos dibujado tanto, analizado tanto, que nos lo sabemos de memoria.

Un dibujante de cómic sabrá dibujar con los ojos cerrados a sus protagonistas, pero si quieres que haga algo más raro, como un helicóptero o un caballo necesitará de REFERENCIAS

Las referencias, ese gran olvidado.

¿Has dibujado alguna vez un dragón, una oveja o un Jeep? ¿no? Entonces nunca pretenderías hacerlo de memoria. Pues con todo el dibujo funciona igual.

Si nunca has estudiado y dibujado una espalda jamás podrás hacerla de cabeza. Por mucho que estés acostumbrado a dibujar personas, por muchas cabezas que hayas dibujado, las espaldas no se encuentran en tu zona de confort.

Los verdaderos profesionales se preocupan por que su zona abarque lo más útil. He dicho lo más útil, no lo máximo posible. Si eres un artista centrado en el cyberpunk conocer los diseños de las edificios babilonios puede no ser muy útil, de modo que, si tuvieses que dibujar uno, recurrirías a fotografías para hacerlos.

Pero recurrir a referencias está mal visto. ¿Porqué? es absurdo. Después de todo nadie nace sabiendo.